«Que la evolución haya realmente ocurrido se puede establecer científicamente solo por el descubrimiento de restos fósiles de muestras de los tipos intermedios representativos que han sido postulados basándose en la evidencia indirecta. En otras palabras, la evidencia realmente crucial en cuanto a la evolución debe ser proveída por el paleontólogo, cuyo trabajo es estudiar la evidencia del registro fósil.» "
Sir Gavin de Beer se hizo eco de este último punto de vista, cuando afirmó:
«La última palabra en cuanto a la credibilidad y curso de la evolución está en manos de los paleontólogos.»
En su obra revolucionaria «El Origen de las Especies», Darwin afirmó: «...El número de formas intermedias y de transición entre todas las especies vivientes y extinguidas debe haber sido inconcebiblemente grande.» "
semejante no es prueba de evolución
Esta conclusión parece inevitable, sea en base de los conceptos de Darwinismo clásico o de los de la moderna teoría sintética de la evolución. Por cuanto el número de formas de transición predichas por la teoría general de la evolución es inconcebiblemente grande, el número de tales formas que debieron haber quedado fosilizadas, de acuerdo con esta teoría, es inconcebiblemente grande aunque sólo una fracción muy pequeña de todas las plantas y animales que han existido hubieran quedado fosilizadas
El muestreo del registro fósil ya ha sido suficiente, por lo que ya no es válido afirmar que el muestreo es aun imperfecto. Así, George ha afirmado:
«Ya no hay ninguna necesidad de excusarse más con la pobreza del registro fósil, pues
ha llegado a ser difícil de manejar debido a su riqueza, y los descubrimientos están saturando la integración (de datos).»
(Fuente: Creación, evolución y la evidencia histórica, DUANE T. GISH, PH. D.)
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